Verrugas: ¿Cómo se tratan?
Las verrugas son lesiones de la piel superficial causadas por la infección con el virus del papiloma humano (HPV) del cual existen mas de 150 tipos diferentes.
Esta infección es universal pudiendo afectar a cualquier persona, pero hay mayor riesgo en niños y pacientes con alguna condición o enfermedad que debilite el sistema inmune (defensivo)
La presencia de heridas, maceración u otra puerta de entrada facilitan la infección inicial y posteriormente se puede producir la autoinoculación (se autoinfecta por el contacto con la lesión inicial)
La forma de presentación de las verrugas es variable de acuerdo al lugar del cuerpo donde se ubiquen y en general un dermatólogo puede realizar el diagnóstico sólo con el examen físico y la dermatoscopia.
En algunos casos y dependiendo de la edad y factores de riesgo individuales, las verrugas se pueden parecer con otras formaciones tanto benignas o malignas y entonces, en estos últimos casos es aconsejable la extirpación quirúrgica con estudio histopatológico.
Muchas verrugas son asintomáticas y causan principalmente un problema cosmético, pero otras pueden ser dolorosas como las que se ubican en la región plantar.
La gran mayoría son autolimitadas y el sistema inmune las destruye en un lapso variable de tiempo, que suele ser 2 a 4 años.
Para aquellas lesiones que representan una alteración estética importante o generan dolor o representan alto riesgo de contagio (genitales), puede ser necesario intervenir con algún tratamiento médico.
Los tratamientos disponibles se limitan a la destrucción de la masa visible, pero el virus persiste el el tejido adyacente y según las condiciones individuales de cada persona se pueden producir recurrencias o fallas de tratamiento.
Contamos, de forma general, con métodos irritantes y destructivos.
Los métodos que causan irritación desencadenan una respuesta inmunitaria al HPV. Existen soluciones para uso domiciliario y otras terapias de uso profesional.
Las terapias destructivas son realizadas por el facultativo y van desde la crioterapia (nitrogeno líquido), láser, electrocoagulación, sublimación hasta la cirugía convencional.
Algunos profesionales asocian terapia inmunorreguladora para mejorar las posibilidades de éxito, que pueden incluir dosis altas de vitamina D, Zinc, homeopatía, dieta rica en antioxidantes, terapias anti estrés, etc.