¿Qué es la Rosácea?
La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica que se presenta con enrojecimiento permanente en la región central del rostro, con episodios transitorios de intensificación tipo bochorno (flushing) asociados a factores desencadenantes y otros síntomas y signos variados como ardor, picazón, sequedad, edema, granitos rojos (pápulas) y/o blancos (pústulas) y vasos sanguíneos visibles (telangiectasias).
También puede afectar áreas cutáneas extra faciales como el cuero cabelludo, el cuello, el pabellón auricular, el tórax anterior y los ojos.
Existen distintos grados de severidad de la rosácea y puede afectar niños y adultos, pero predomina en adultos jóvenes, sobretodo mujeres. Cuanto afecta a los hombres, tiende a ser más grave.
La causa no está bien dilucidada, pero se reconocen múltiples gatillantes y factores agravantes.
La teoría actual es que existiría una aumento en la sensibilidad al estrés del retículo endoplasmatico (ERE) celular, que sería de origen genético (heredado) esto determinaría que los inductores de ERE (radiación UV, alteración de la función de barrera, infección) faciliten una mayor activación de las vías inflamatorias de la piel.
Se sabe que existe una alteración de la barrera cutánea con alteración en la composición del sebo cutáneo, como resultado existe mayor pérdida de agua y resequedad de la piel, esta condición estaría fotoagravada (empeora con la radiación ultravioleta) y donde los procesos oxidativos generan una respuesta inmune local de la piel que mantiene la inflamación y cambios vasculares (de los vasos sanguíneos). Estas vías inflamatorias, también estarían siendo estimuladas por algunos microorganismos de la piel como el Demodex folliculorum y el Staphylococcus epidermidis.
Los tratamientos estarían enfocados a prevenir los factores gatillantes y disminuir la inflamación y neoformación de vasos sanguíneos con fármacos tópicos u orales, mejorar la barrera cutánea con productos especiales para esta dermatosis.
En algunos casos se puede recurrir a terapias láser o luz pulsada o micro inyecciones de toxina botulínica, que pueden prevenir los bochornos.
En casos especiales se debe realizar evaluación oftalmológica si hay síntomas oculares.
Referencias
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Yamasaki K, Gallo RL. The molecular pathology of rosacea. J